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Mostrando entradas de agosto, 2022

Casa de citas: Del origen de los cuentófagos

Las citas las tomo de: Ruth Behar, Cuéntame algo, aunque sea una mentira: Las historias de la comadre Esperanza. FCE, México, 2009. (...) El otro dice, ¿qué te voy a platicar? Y uno le contesta: pues platícame algo, aunque sea una mentira. Porque uno de por sí es feo. Y luego, si uno está haciendo mala cara, es peor. Para no estar uno serio, no estar tan feo, es mejor platicar una mentira y reirse un poco. (p.26) (...) En la cocina pintada de color verde hierbabuena, Esperanza me recordó que las historias son para ser contadas en la noche, por el puro placer de llenar el tiempo. Me hizo recuperar la fe en el poder de las historias para crear vínculos entre desconocidos, para sanar las heridas, para cruzar las fronteras, para transformar el desespero en esperanza, para encantar al desencantado. (p.34) (...) Esa es una gran lección antropológica que me enseñó: no podemos vivir sin historias. Nuestra necesidad de ellas es tan grande, tan intensa, tan esencial, que perderíamos nuestra con

Casa de citas: La arboleda perdida (10)

Las citas provienen de La Arboleda Perdida (Barcelona: Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, 2003. Parte 1 y Parte 2) de Rafael Alberti. El título que acompañan al fragmento transcrito es mi propia arbitrariedad, que así imagina lo que contiene la palabra propuesta.   Persistencia:   Y una larga memoria, de la que nunca nadie podrá tener noticia, errará escrita por los aires, definitivamente extraviada, definitivamente perdida. (pp, 16)   Presencia: Todo ella allí como un recuerdo: los pájaros rondando alrededor de árboles ya idos, furiosos por cantar sobre ramas pretéritas; el viento, trajinando de una retama a otra, pidiendo largamente copas verdes y altas que agitar para sentirse sonoro; las bocas, las manos y las frentes, buscando donde sombrearse de frescura, de amoroso descanso. Todo sonaba allí a pasado, a viejo bosque sucedido. Hasta la luz caía como una memoria de la luz, y nuestros juegos infantiles, durante las rabonas escolares, también sonaban a perdidos en aque