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Mostrando entradas de agosto, 2014

Copy-Paste: Subrayados del derrumbe (y 2)

Achebe Chinua: Todo se derrumba . Termino lo iniciado la semana pasada: algunos de mis subrayados. De la espera: (extracto del sexto capítulo) Todavía no habían llegado los luchadores, y los tamborileros dominaban la situación. También ellos estaban sentados frente al gran círculo de espectadores, frente a los ancianos. Detrás de ellos estaba el árbol bómbax, enorme y antiquísimo, que era sagrado. En aquel árbol vivían los espíritus de los niños buenos que esperaban a nacer. En los días de diario las mujeres jóvenes que querían hijos iban a sentarse a su sombra. Había siete tambores y estaban ordenados por tamaños en un largo cesto de madera. Tres hombres los golpeaban con palillos e iban febrilmente de un tambor a otro. Estaban poseídos por el espíritu de los tambores. De la colonización: (extracto del capítulo 20) — ¿Entiende el hombre blanco nuestras costumbres acerca de la tierra? — ¿Cómo va a entenderlas, cuando ni siquiera habla nuestro idioma? Pero dice que nue

Copy-Paste: Subrayados del derrumbe (1)

En 1958 Achebe Chinua , escritor nigeriano, publicó el estremecedor Todo se derrumba. Todo es como una lenta erosión, apenas perceptible en principio, que invade el ánimo hasta el cataclismo final. Algunos de mis subrayados favoritos por diversos motivos (que no vienen aquí al caso). (Los subtítulos, míos): Del padre: (extracto del segundo capítulo) Okonkwo llevaba a su familia con mano dura. Sus mujeres, especialmente las más jóvenes, vivían en un temor constante de sus estallidos, igual que sus hijos pequeños. Es posible que en el fondo Okonkwo no fuera cruel. Pero toda su vida estaba dominada por el temor, el temor al fracaso y a la debilidad. Era algo más profundo y más íntimo que el temor a los dioses malignos y caprichosos y a la magia, que el temor a la selva y a las fuerzas de la naturaleza, malévolas, de dientes y garras rojos. Los temores de Okonkwo eran peores que todo eso. No eran externos, sino que yacían en lo más hondo de su ser. Era el temor a sí mismo, a que

Copy-Paste: Casa de Citas

Prestigio: -Estos mil francos– dijo Bixiou –me demuestran que nuestro amigo Lucien vive con la Torpille… -¡Qué pérdida irreparable para la élite de las letras, de la ciencia, del arte y del a política! –dijo Blondet–. La Torpille es la única ramera que tiene madera de cortesana; no está estropeada por la instrucción, no sabe leer ni escribir: nos había comprendido. Con ella habríamos proporcionado a nuestra época una de esas magníficas figuras aspasianas que caracterizan los grandes siglos. Observen cómo la Dubarry destacó oportunamente en el siglo dieciocho, Ninon de Lenclos en el diecisiete, Marion de Lorme en el dieciséis, Imperia en el quince y Flora durante la república romana, a la que dejó su herencia, ¡que le permitió pagar la deuda pública! ¿Qué serian Horacio sin Lidia, Tibulo sin Delia, Catulo sin Lesbia, Propercio sin Cintia y Demetrio sin Lamia, que constituyen el motivo de su actual celebridad. (…) ¡Ah, qué pérdida! Debería abrazar a su siglo entero, y se limita a ha