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Mostrando entradas de octubre, 2011

De mi casa: diciembre de 1991 (4 y 5, de 9)

CANTO A LA LLUVIA QUE A VECES CAE Cae la lluvia tras el cristal, y yo te extraño cada vez más... (El Palito Ortega) En el patio de mi casa hace calor. Pero cuando llueve se refresca tanto que parece que te tomaras un jugo de mango bien pero bien helado. Y como el patio está lleno de plantas (muchas, plantitas y plantotas, y un hobo ya muy viejo y orquideas que florecen en la noche) cuando cae la lluvia golpea y sacude las campanitas de savia que son roncas, pero muy dulces. Las baldosas cogen un color más fuerte, más vivo, y se parecen a las fotos que toma mi papá. CANTO A LOS GATOS Resulta que ya No hay gatos Pero una vez Siempre había Y parece que dejaron Su peluda presencia Ronroneando por ahí Unos eran blancos Otros amarillos, rayados Los hubo feroces y traviesos También mansos y sonsos Minina, Minino, Minín Ayatola, Negro, Gadafi Son algunos dulces que me acuerdo En las noches frías Se te echaban a los pies Cale

De mi casa: diciembre 1991 (2 y 3, de 9)

CANTO AL HOBO DEL PATIO El tiempo pasa, nos vamos volviendo viejos, el amor no lo reflejo como ayer (Pablito Milanés) Te alzas, mi hobo querido, no en la mitad del patio como corresponde a tu dignidad, sino a un lado, como pidiendo perdón, como si fueras un viejo que no quiere molestar a nadie. Se te ve que has sido humilde y sincero desde que te sembraron siendo no más una ramita, y creciste generoso, viéndonos crecer, ofreciéndonos tus pepitas dulces y graciosas, dejando que mis hermanos se subieran en tus ramas y los gatos pasearan orondos y felices. Y hoy, calvo, miras de nuevo a la casa. Las gentes viejas, los muchachos otrora tan cansones, y no dices nada porque has visto. Habría que pedirte perdón por lo malos que fuimos quebrándote ramas, olvidándonos de ti. Fuiste siempre manso y callado, amigo fiel y sencillo. Así es, mi viejo hobo, así es como yo te canto, te miro y te celebro sabiéndote tan feliz en tu silencio. CA

De mi casa: diciembre 1991 (1 de 9)

CANTO A LA CASA MÍA En memoria de Aquiles Nazoa. 1. Mi casa es un banano grande Que pelas poco a poco poniendo al aire su amarilla pulpa Y luego partes en rodajas sobre un platico Para cubrirlo de leche condensada y comértelo. Mi casa es una gaseosa fría Que destapas y te tomas frente al televisor Sin querer pensar en nada más. Mi casa son unos lindos libros Que abres y lees y te asombras de aquellas palabras Que bailan en la página y te hacen cosquillas en los pies. Mi casa es un sofá Donde te sientas a fumar (porque ya eres grande) Y miras el espiral del humo pensando que son tus amigos Que no han llegado (porque aún eres niño). 2. Mi casa son mis hermanos Que siempre peleaban y se sacaban la lengua Y hoy, tan decentes que son, Quisieran volver a expresar así el cariño. Mi casa es mi mamá, Pequeña hormiguita preocupada y trabajadora, De risa miel, per

Traspapelados: Trazos

-.- Qué deseo de abrazarte tan profundo me agobia, buscar el pálpito de la línea azul en tus ojos, y navegar mis falanges en ese viento tuyo que se viste de negro en torno a tu imagen. -.- Si miras entre la lluvia, nada verás. Columnas que esbozan un edificio, límites lejanos que simulan ventanas, evanescentes cortinas que esconden muebles silenciosos tenues tapetes ollas y tapaderas engañosas lágrimas pasos diluidos. Son indiferentes. Te han engañado al presentir tu inútil esfuerzo. -.- Las palabras aletean su sordo sentido. Indiferentes, invaden nuestra piel.