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Mostrando entradas de julio, 2012

Crónica del cuarto de la Reina

La reina atraviesa el umbral y, yendo por un pasaje secreto, se introduce en el pequeño armario de la abuela. A través de la rendija de la cerradura vislumbra a quienes se encuentran en su cuarto, esperándola, cada uno con un ansia diferente: el gato negro, el leopardo, el mago malvado, y tu hermano el príncipe enano. El leopardo tiene pose de ataque, fauces abiertas y pupilas dilatadas, aún indeciso sobre cuál de los tres abalanzarse. El mago murmura –sabes que se dirige a ti– que ya puedes tomar venganza sobre tu hermano y el gato. Sientes palpitar la tragedia, pero te sabes protegida por las puertas del armario. El leopardo se mueve, y se levanta sobre sus patas traseras, frente al gato. Es una exageración: el gato no ha pedido, no merece, tal venganza. Entreabres la puerta del armario y llamas quedamente al gato; éste huye y se refugia contigo. El leopardo se transforma en puma, y frustrado, ataca a tu hermano. El uno huye, el otro persigue. De pronto, la puerta del armario s

Crónica de un Museo

Primera galería: La lluvia es negra, y cae sobre un inmenso estercolero. Se han alborotado miríadas de caballitos del diablo que mugen al sobrevolar el ojo abandonado en mitad del basural y cuyo iris se extiende hasta la frontera del mundo. Hilando sus bordes, el dios marchito ha tejido un túnel de amapolas marchitas que marcan el compás de colmillos de elefantes, patas de águilas huérfanas y dos o tres ecuaciones que ayudan a trasparentar la atmósfera. Como de repente, una anguila de piedra asoma, se infla, estalla, y sus restos se deslíen formando pequeñísimos falos que se arrastran, obvios gusanos grises sobre el fango, hasta las mejillas del andrógino que yace al fondo de la cueva fronteriza al cementerio y a la cabina telefónica. En torno, aquí y allá, tratos y maltratos que se pretenden eternos, todos ellos como en fuente alzándose en verde color, gestándose como canoa una vez, otra como rinoceronte, otra como palanca de tractor, y siempre con la intención de hacer cosquillas

Crónica de Fantasmas

Un fantasma recorre la historia: el fantasma del otro como enemigo, terrorista, ladrón, vago, mendigo, de ese otro que no somos pero que tanto ansiamos definir sin definir, para que sea eterno rostro de la eterna persecución que nos hace eternamente puros. Es la historia vieja y siempre nueva, donde se narra en palabras o imágenes plásticas la unión en torno al tercero maldito, unión que disimula todas nuestras violencias internas. El país volvió a recordar, durante un jueves del mes de Julio, tales formas de entender la existencia. Gárgolas pétreas se reunieron en un prestigioso club para, de nuevo y desde siempre, refundar la patria sobre la idea tan elemental y tan efectiva de la persecución y el señalamiento. Tal fue la anécdota emergente, pero junto a ella, tantas subterráneas, cotidianas, cíclicas. Una de estas anécdotas ocurrió 18 años atrás, en uno de los barrios de alguna mediana ciudad del país. Originalmente de clase media-alta, el barrio ha devenido en barrio traqu

Crónica de José Ó

José Ó fue criado bajo la tutela de férreos principios religiosos y morales. Primero su entorno familiar inmediato, expresado en un padre pétreo y ciego, y una madre vigilante y siempre presente aún en sus ausencias, y luego, como amorosa extensión, las instituciones educativas, sociales y (sobre todo) políticas. Censura y control, vertical posición y estricta tutela, fuste en mano y corazón, fueron la forja de su carácter. Una herencia inapelable la marca de su destino. Como evidencia corporal visible, un andar rígido y recto, palabras precisas y medidas y sin desperdicio, y una cuenca vacía producto de un merecido castigo en su infancia. Hubiera muerto con la honra en alto, pero a sus sesenta años y cinco meses, se atrevió a mirar aquello que jamás debió mirar. Su ojo aleteó -nadie supo por qué- hacia dentro , y allí su sombra y su cobre reventaron en una florescencia maligna. Quienes acudieron a los gritos de lujuria y terror que tras las paredes de la noble casa clamaban, se v