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Mostrando entradas de octubre, 2013

Pregunta a María.

¡María, María! ¿Estás segura de lo que dices? Es obvio que esto apenas puede ser una reconstrucción de sentido común de lo que fue la primera reacción de los discípulos al enterarse de las palabras de María. Cuáles hayan sido exactamente las palabras de María es otro cantar, e incluso, decir cuál María haya sido.  Los evangelistas canónicos, por lo menos, no proporcionan mayores datos al respecto. En Juan, María Magdalena está desconsolada por la desaparición del cuerpo del Maestro. En Lucas esta María, acompañada de Juana, María de Santiago y “las demás” –que también serían Juanas y Marías–, si bien no encuentran cadáver alguno, por lo menos tienen el privilegio de toparse con dos figuras refulgentes que anuncian “al que está vivo”; por esas cosas del sentido común masculino, el necio de Pedro no comprende nada: se trata de mujeres histéricas, al fin y al cabo. María Magdalena y María son, en Mateo, algo más privilegiadas: después del encuentro con el ángel que les anuncia la

Copy-Paste: El Buen Samaritano

Fuente: Crossan, John Dominic. The Power of Parable . HarperCollins Publisher, NewYork 2012. Fragmento del capítulo 3, "Parábolas de Desafío (1)". La traducción es mía. (...)  ahora expondré una tercera y última interpretación del Buen Samaritano, como una parábola de desafío. En realidad se trata de una paráfrasis de ese relato, no solo con diferentes personajes sino con un entorno distinto, 17 siglos después de Jesús. Aun así, en mi opinión es la más precisa interpretación dada jamás a esa parábola. El título completo de la novela satírica de Henry Fielding, publicada en 1742, es   The History of the Adventures of Joseph Andrews, and of His Friend Mr. Abraham Adams, Written in Imitation of the Manner of Cervantes, Author of Don Quixote . De allí, titula el capítulo 12: “Contiene muchas aventuras sorprendentes que Joseph Andrews encuentra en el camino, poco creíbles para aquellos que nunca han viajado en un coche-diligencia”. El incidente comienza así: No h

Frente al mar

Jesús, el Cristo, abrió los ojos y se encontró frente al mar. Inmenso, con un color ceniza que se encrespaba con lentitud hacia bermejo con la luz que rebotaba en sus pequeñas olas, impulsadas por un débil viento que sacudía sus cabellos. Inabarcable, estando ahí, quizás como siempre había estado durante tantos años y años, guardando secretos olvidados de todos los hombres y mujeres que alguna vez posaron en sus orillas, como él ahora, sentado y desnudo, mirando lo que nunca será visto. Se reflejaba en sus ojos el rumor de mareas y pesares, fija la mirada en cualquier punto, que en todos se sentía el pesado tiempo. Habría venido de ese mar también, como todos, madre primordial que a todos clamaba con su hechizo, canto oscuro de abismos que habían emergido, arrojándose a la vida. Aquel mar de tanto mar, y quizás (¿quizás él?) deseaba que fuera por un momento fuente estancada y clara, sobre la cual inclinarse para reconocer su rostro. Tanto le habían pintado e imaginado que se pensa

Manual Para no Perder el Alma

Fragmento del imaginado Cuaderno de apuntes de Deepak Chopra. Ante todo, evitar indagar en las traducciones. En la primera epístola a los Corintios, Pablo insiste en la realidad corporal del resucitado: soma pneumatikón . Mala traducción “cuerpo y espíritu”, y aún pésima “cuerpo y alma”; pneuma designa el Espíritu de Dios, y en la forma paulina estamos, entonces, ante un cuerpo invadido del Espíritu de Dios, y en el cual la psiké se pierde por completo, o por lo menos queda marginada. Encima de todo, Pablo se atreve a decirlo: siémbrase un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Para fortuna de nuestra raza fuerte, poco caso hacemos de tales sutilezas, y seguimos prefiriendo cuerpo y alma ; un cuerpo que no es más que un apéndice del cual poco entendemos y que actúa más como lastre doctrinal de nuestros necios antepasados. ¡Es tan bella el alma! Allí somos nosotros mismos, somos cada uno, nos refugiamos de la miseria y el egoísmo del mundo, y aún hay quien la cultiv