Soledad:
...vivo en conversación con los difuntos / y escucho con mis ojos
a los muertos.
Fuente: Quevedo, Francisco. Antología
poética. Editado por Jauralde Pou. Madrid: Espasa Calpe, 2007, p.98.
Suficiente:
Mas baste, por si el letor /objeciones desenvaina, /que no hay
bodas sin malicia /ni desposadas sin tachas.
Fuente: Quevedo, Francisco. Antología
poética. Editado por Jauralde Pou. Madrid: Espasa Calpe, 2007, p.258
Pezón:
El hambre también es un fenómeno inscrito sobre los cuerpos
humanos mediante el género de clase social. La gente negocia y lucha para
hacerse a diferentes lugares de acceso a la cadena económica alimentaria. Pero
la halakhah de Jesús invierte la cadena. El hambre es entonces diseñada como
requisito fundamental para escuchar la palabra de Dios y para acceder al Señor
Resucitado. Podrías “verlo” solo si entras en contacto con el hambre: por estar
con hambre o por alimentar a los hambrientos. Podrías “entrar al Reino” solo si
te aferras y sorbes de él, como un niño que quiere ser amamantado. El Reino de
Dios fue imaginado como una mesa en la cual hay puesto para todos, donde todos
tienen puesto de honor y donde todos se sacian hasta donde quieren. La única
mesa semejante es el pecho, única mesa donde alguien sonríe y dice: come mi
cuerpo, y donde el niño tiene un puesto de honor para siempre. No hay que ser
destetados de esa mesa, dejar esa cómoda nutrición para irse a masticar algo
difícil como la Torah. El hambre es la nueva alfabetización del Reino, la
capacitación impartida por el Maestro. Todos necesitais conocerla, podeis
tragarla aquí. Dios se filtra por los pezones.
Fuente:
Sawicki, Marianne. Seeing the Lord. Fortress Press, Minneapolis, 291.
Comentarios