Ir al contenido principal

Asesinos

Líneas escritas en una libreta del año 2003. En aquel entonces leía El retorno de Abel, de James Alison. Al respecto escribí:

Nuestra fundamentación social es un asesinato. Respecto de mi fundamentación, he de reconocerme como asesino. Pero, ¿qué me puede importar ello? Lo digo desde la facticidad del asesinato, pues fácticamente no soy un asesino, y no tengo así conciencia de mi fundamentación asesina. Soy joven, soy creador, soy bueno, soy tolerante: soy literal. ¿Cómo saltar hacia la simbolicidad, cómo concebir no la individualidad que me concierne ni la socialidad que me envuelve, sino la relacionalidad que me re-lanza a las temporalidades del fundamento (donde, como en 2001 Odisea Espacial, fui a la vez aquel primero que alzó el cráneo del jaguar y aquel que lo recibió espantado en la cabeza)?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comentario: Mira por dónde (Savater)

1. EL LIBRO Entre mis desordenadas manos cayó, a principios del mes pasado, la “autobiografía razonada” –tal es el subtítulo- de Fernando Savater, titulada Mira por dónde (Taurus, Bogotá 2003). No es gran cosa, si se atiene el lector a las difusas exigencias de la alta literatura o la alta filosofía, pero es esplendorosa e indecentemente (para aquéllos) alegre . Creo que tal calificativo gustaría al autor, tan despreocupado de autoridades eruditas, tan humano en esa cotidianidad que a todos nos envuelve y que nos aleja de los eminentes, tan burlón de estos. Es un libro alegre. Algunos alzarán la ceja. Le comenté a un amigo, filósofo, que acababa de leer “un libro ligero de un tal Savater, español, creo” –dicho así tan sólo para picarle la lengua-. “Es un filósofo vasco”, me respondió, “que ni es filósofo ni es vasco”. Suficiente elogio. Algo así cuenta Savater, respecto de alguno de sus amados autores: basta la prohibición de alguien muy serio, para saber que encontraremos algun...

Arriba, abajo

  1. La primera taza de café, justo antes de comenzar la mañana. Gemelas siamesas entrelazadas, esa taza y esa mañana. En la penumbra, el abuelo encendiendo los fogones para iniciar el origen, como en tantas otras madrugadas cuya presencia jamás vas a palpar de nuevo. El hágase del tiempo primigenio se encarna en los pasos lentos de los morrocoyes del patio de adentro, para apacentar el poco antes del resplandor que alzará entremezclados en copas de tumultuoso follaje, el primer alborozo de pájaros y las claridades mensajeras del primer calor. El agua hierve y reposa enseguida. Con ella y en ella, se sosiega el polvo del café, y fluye luego a cuatro pequeños pocillos para alzarse de ellos con su oloroso vaho, esparciendo su aroma por toda la casa como la cal que con cuidado esparce sobre las espesas paredes el viejo obrero que cada año las recompone, y aún un poco más allá, hasta la carrilera que saluda a la verja principal y conserva el paso invisible de los cuatro vecinos que ya ...

Jesús, cuerpo sin órganos (1)

En uno de los espacios en los que participo, nos hemos dedicado a leer algunas obras en torno de Jesús. Este año nos dedicaremos al ensayo de Manuel Villalobos. Con esta excusa, una vez al mes presentaré mi resumen-reflexión de los capítulos de su libro. Aquí, la primera entrega: Fuente: Villalobos Mendoza, Manuel. J esús, cuerpo sin órganos en el evangelio de Marcos . Madrid: Editorial Trotta, 2024. Sesión 1: Prólogo (Xavier Pikaza) [11-20], e Introducción [21-30]   Quienes nos acercamos a los planteamientos de Villalobos en Jesús, cuerpo sin órganos … [JCO, de ahora en adelante], recordamos de inmediato su anterior escrito, Cuerpos abyectos en el evangelio de Marcos . En ambos, como biblista busca comprometerse “con las nuevas voces emergentes que se resisten a ser invisibles” [ Cuerpos abyectos …, 11], desde un antiguo aprecio por Marcos, ese evangelio quebrado, caído y mutilado que deshace su cuerpo y trasgrede fronteras [ Cuerpos abyectos …, 14-18]. El exégeta Villalobos ens...