Calendario:
No hablo de nuestros diez calendarios, claro está,
color de ladrillo y llenos de gracia,
que terminarán en una casa de antigüedades
y que la Humanidad por su lado llenó
de cataclismos y de héroes.
Fuente: Roque Dalton, Taberna y otros lugares, “El País (II)”.
Crítica:
Soy yo –dijo ella– quien doy luces a los niños y a los idiotas. A causa de mi intervención los niños salen más sabios que sus padres, los pisaverdes llegan a ser repúblicos, y los escolares jueces de filosofía. Gracias a mi, los sofistas disertan y sacan conclusiones en los debates más profundos sobre los fundamentos del saber; inspirados en mí, los ingenios que tienen sus tertulias en los sitios públicos en que se vende y toma café pueden enmendar el estilo de un autor y señalar sus más leves yerros, sin entender siquiera una sola sílaba del asunto de que tratan. A mí se debe que los mozalbetes gasten su juicio, como gastan la herencia paterna antes de haberla heredado. Soy yo quien ha alejado al ingenio y al saber del imperio que ejercían sobre la poesía, y quien me he instalado en su lugar…
Fuente: Jonathan Swift, El cuento de un tonel – La batalla de los libros, Torre de Viento, Barcelona 2001, p.190.
Dormir:
Dormir es leerse el pecho,
bajar hasta las señas de la sangre
arrodillado,
pronunciar la oscurana
hueca como los himnos.
Fuente: Roque Dalton, Taberna y otros lugares, “Dormir”.
Escagarruzarse:
Hay doce palabras en el idioma pipil que producen limpieza del intestino, por no decir otra cosa, si se dicen en voz alta al tiempo de mirarse uno el ombligo alineado hacia el del firmamento.
Fuente: Roque Dalton, Taberna y otros lugares, “Con palabras”.
Finanzas:
Trazad vuestros planes con tanto método y destreza como os plazca; mas, si los materiales no son sino excremento que sale de vuestras entrañas (que son los intestinos de la ciencia moderna), el edificio acabará por ser telaraña, y su duración, como la de todas las telas que fabrican las arañas, no puede atribuirse sino al olvido de que es objeto, o al descuido, o al hecho de que se ocultan en un rincón.
Fuente: Jonathan Swift, El cuento de un tonel – La batalla de los libros, Torre de Viento, Barcelona 2001, p.187.
Geografía:
Los hombres en este país son como sus madrugadas:
mueren siempre demasiado jóvenes
y son propicios para la idolatría.
Fuente: Roque Dalton, Taberna y otros lugares, “El País (II)”.
Pensamiento moderno:
… particularidad muy frecuente en los Modernos que, siendo ligeros de cascos, tienen una prodigiosa agrilidad para la especulación, y no conciben que pueda haber algo, por alto que sea, a lo que ellos no puedan subir.
Fuente: Jonathan Swift, El cuento de un tonel – La batalla de los libros, Torre de Viento, Barcelona 2001, p.181.
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