¡María, María! ¿Estás segura de lo que dices? Es obvio que esto apenas puede ser una reconstrucción de sentido común de lo que fue la primera reacción de los discípulos al enterarse de las palabras de María. Cuáles hayan sido exactamente las palabras de María es otro cantar, e incluso, decir cuál María haya sido. Los evangelistas canónicos, por lo menos, no proporcionan mayores datos al respecto. En Juan, María Magdalena está desconsolada por la desaparición del cuerpo del Maestro. En Lucas esta María, acompañada de Juana, María de Santiago y “las demás” –que también serían Juanas y Marías–, si bien no encuentran cadáver alguno, por lo menos tienen el privilegio de toparse con dos figuras refulgentes que anuncian “al que está vivo”; por esas cosas del sentido común masculino, el necio de Pedro no comprende nada: se trata de mujeres histéricas, al fin y al cabo. María Magdalena y María son, en Mateo, algo más privilegiadas: después del encuentro con el ángel que les anunci...