Estos párrafos que reproduzco son los dos finales del artículo "Delirantes asiáticos y pinaista cándido", del pensador Helio Gallardo, de su página Pensar América Latina.
Un pianista costarricense, que se autodetermina escritor, narra que se tomó una Coca Cola que tenía nombre: “Jesús” (LN: 24/11/2014). Irrumpe en furia sagrada: “El alma ha migrado. Ahora anida en las cosas”. “¡Gaseosas con nombre! ¿Qué sentir ante tal manifestación de imbecilidad?”. En realidad la Coca Cola siempre se ha llamado aparentemente así: Coca Cola. El “Jesús” es nombre de persona y una estrategia publicitaria para que los jesuses se tomen una Coca Cola con su nombre. Pero el nombre efectivo de una Coca Cola es su precio (en Costa Rica entre 600 y 1000 colones). Se trata de una mercancía, no de un refresco.
La universalidad de la forma mercancía tiene el poder de tornar sociales las cosas y hacer de los individuos humanos sus billeteras (o sea cosas). El fenómeno se llama reificación, es inevitable dentro del capitalismo y Marx lo llamó fetichismo de la mercancía. Como exclama este pianista y escritor que cree haber descubierto el agua tibia y se siente personalmente agraviado ¡Cuánta imbecilidad! Jenn Lim lo mira y estima es remediable. Optimista ella.
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