Académico:
Habiendo cambiado radicalmente el curso de las cosas entre la época de los Antiguos y la nuestra, y siendo los Modernos profundamente conscientes de este cambio, nuestros contemporáneos han descubierto un método más corto y más prudente para convertirse en sabios y en intelectuales sin tomarse la molestia de leer o de pensar. En nuestros días existen dos métodos muy apreciables para usar con los libros; el primero consiste en tratarle como a lores: se aprende exactamente su título y luego se vanagloria uno de ser su amigo íntimo. El segundo, el más refinado, el más rebuscado y el más profundo, consiste en recorrer la tabla de materias que rige y gobierna todo el libro igual que la cola rectora del pez. Pues no se entra en el palacio de la sabiduría por la puerta mayor sino es a costa de muchas dilaciones y formalidades; es por eso que los hombres afamados, que rehuyen las ceremonias, se contentan con entrar por la puerta trasera.
Fuente: Jonathan Swift, El cuento de un tonel (Torre del viento, Barcelona 2001), Sección VII, p.124.
Belleza y Pánico
Nada más natural que guerras y alarmas, montones de cadáveres y ríos de sangre fuesen para la belleza del Templo de Oro una nueva fuente de riqueza. Su propia arquitectura, ¿no era hija del pánico? ¿No había sido concebido y edificado por una muchedumbre de posesos de alma sombría, agrupados en torno a un generalísimo? Sus tres pisos dispares, donde el historiador de arte no ve más que una mezcla ecléctica de estilos, eran sin lugar a dudas el reflejo de una búsqueda de formas que cristalizan aquel pánico.
Fuente: Yukio Mishima, El pabellón de oro, Seix Barral, Barcelona 1985, p.37.
Comprensión:
La mente es como un tapiz ricamente tejido en el que los colores son dados por la experiencia de los sentimientos y el diseño por las operaciones del intelecto.
Fuente: Carson McCullers, Reflejos de un Ojo Dorado, Parte 3.
Escritura:
...lo envió a Licia y le entregó luctuosos signos, mortíferos la mayoría, que había grabado en una tablilla doble, y le mandó mostrárselas a su suegro, para que así pereciera.
Fuente: Homero, Ilíada, VI, 167-170.
Frontera:
La realidad como un pez fabrica sus espumas en el sueño.
Fuente: Carta de Lezama Lima a Rodrígez Feo, Agosto 25 de 1946
Horror:
El Oíliada le cercenó la cabeza del delicado cuello, enojado por la muerte de Anfímaco, y con una torsión la echó a rodar por la multitud como una pelota, y delante de los pies de Héctor vino a caer en el polvo.
Fuente: Homero, Ilíada, Canto XIII, 202b-205.
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