El Endriago del título de la cita es mío. Se indica la fuente de la cita.
Zoom:
Pues venida el alba, las trompetas sonaron, y tan claro se oían los unos a los otros como si juntos estuviesen. La gente se comenzó a armar y a ensillar sus caballos, y por las tiendas a oir misa, y cabalgar todos y se ir para sus señas. ¿Quién sería aquel de tal sentido y memoria que, puesto caso que lo viese y mucho en ello metiese todas sus mientes, que pudiese contar ni escribir las armas y caballos con sus divisas y caballeros que allí junto eran? Por cierto mucho loco sería y fuera de todo saber el hombre que en este pensamiento en sí tomase; y por esto, dejando lo general, algo de lo particular se dirá aquí, y comenzaremos por el emperador de Roma…
Fuente: Cap. 28, libro 4. del Amadís de Gaula. Tomo 2: Editorial Nueva Nicaragua: Managua 1988, p.283.
Rencor:
… díjoles Arcalaus: “Caballeros, decir a Amadís que a las bestias bravas y a las animalias brutas suelen poner en las jaulas, que no a los tales caballeros como yo; y que se guarde bien de mí, que yo espero presto vengarme de él, aunque tenga en su ayuda aquella mala puta Urganda la Desconocida”.
Fuente: Cap. 59, libro 4. del Amadís de Gaula. Tomo 2: Editorial Nueva Nicaragua: Managua 1988, p.435.
Resignación:
para qué engañarse –dicen- con la excusa de albos sueños
para qué preparar el amanecer desde ahora
en que ya tenemos bastante con temblar.
Fuente: Roque Dalton, “Diciembre”, en: Los testimonios. UCA Editores: Sal Salvador 1996, p.20.
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