La cita se toma del libro de Marcus J. Borg y John D. Crossan, La primera Navidad: Lo que los evangelios enseñan realmente acerca del nacimiento de Jesús (Editorial Verbo Divino, Estella-Navarra, España 2009), pp. 41-42
LAS PARÁBOLAS [NAVIDEÑAS] COMO RELATOS SUBVERSIVOS
Y lo mismo que Jesús contó relatos subversivos acerca de Dios, sus seguidores contaron relatos subversivos acerca de Jesús. Los evangelios están llenos de esas historias. Los relatos del nacimiento se encuentran entre ellas. Para ilustrar esto, a continuación vamos simplemente a mencionar, sin hacer una exposición detallada, algunos de los temas que desarrollaremos con mayor detalle en el resto del presente libro:
¿Quién es el "rey de los judíos"? Éste era el título de Herodes el Grande, pero el relato de Mateo nos cuenta que Herodes se parecía más al faraón, el señor de Egipto, el señor del cautiverio y la opresión, la violencia y la brutalidad. Y su hijo no era mejor. Por el contrario, Jesús es el verdadero rey de los judíos. Y los soberanos de su mundo intentaron destruido.
¿Quién es el Hijo de Dios, Señor, salvador del mundo y el que trae la paz a la tierra? Dentro de la teología imperial romana, se afirmaba que el emperador, el césar, era todas estas cosas. No, dice el relato de Lucas; esa condición y esos títulos le pertenecen a Jesús. Él-y no el emperador- es la personificación de la voluntad de Dios para la tierra.
¿Quién es la luz del mundo? ¿El emperador, hijo de Apolo, el dios de la luz y la razón, y del orden imperial? ¿O la luz en medio de las tinieblas, la luz verdadera hasta la que son atraídos los sabios de este mundo, es Jesús, que fue ejecutado por el Imperio?
¿Dónde encontramos el cumplimiento del sueño de Dios para Israel y la humanidad? ¿En el modo en que son las cosas en este momento? ¿Sólo más allá de la muerte? ¿O en un mundo muy diferente a este lado de la muerte?
Los relatos del nacimiento subvierten la conciencia predominante del mundo del siglo I y también la del nuestro. Los seguidores de Jesús aprendieron bien cómo contar relatos subversivos, y probablemente lo aprendieron de él.
Así, a nuestro juicio, la información histórica que Mateo 1-2 y Lucas 1-2 contienen, y que se pretendió que contuvieran, es mínima -probablemente, sólo los tres datos de que Jesús fue una figura histórica cuyos padres fueron María y José y que su hogar estaba en Nazaret, en la región de Galilea-. Pero en este libro no nos interesa una larga serie de negaciones ni una triste lista de cosas que no sucedieron. Por el contrario, la constatación de cuán poco es histórico en estos relatos apunta a un significado parabólico. Nunca basta con decir que un acontecimiento no tuvo lugar sin preguntar: ¿por qué, entonces, lo crearon Mateo o Lucas? Y esta cuestión atañe siempre al significado.
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