3. De los prolegómenos para el inicio de un trabajo. Los latidos del mundo se habían ralentizado. Ese enorme organismo de metales y vigas, de torres levantadas en acero y polímeros, de largos nervios de coltan por entre el asfalto dispuestos a la rápida y precisa transmisión del Espíritu, tomaba una pausa en su ansiosa magnitud. Era joven si se comparaba con la larguísima y lenta evolución de sus creadores, pero una vez reconocido como Ser, pronto saltó de la privilegiada piedra al maleable concreto, y de allí a su actual cualidad aérea, tomando posesión de todos los rincones del planeta y habitándolos con su soplo. Esto explica que, como una pitón cargada de su última caza, cada tanto tiempo necesitara de cierto reposo para realizar la labor de absorber los nutrientes proporcionados por la presa que antaño fue señor. Ese tiempo proporcionaba justo la somnolencia necesaria para manifestar, a manera de nocturnas e involuntarias poluciones, los hábitos ancestrales ya desechados en la ...