Dos o tres años hará que escribí estas líneas. La ocasión: una pequeña celebración de grupos creyentes y ecuménicos, para la cual se me pidió redactar una colaboración. Este fue el resultado.
DEL LIBRO DEL GÉNESIS
Al Principio, Dios creó el cielo, la tierra, y todo cuanto existe.
Día y noche, aguas y continentes, pasto y tierra, y lámparas que los cuidaran.
También creó multitud de vivientes en su bullicio, animales de todo tipo, en el
cielo, en la tierra, y en el mar.
Y viendo tan bonita creación, pensó que sería bueno que no
estuviera sola. Y creó, a su imagen y semejanza, al varón y hembra. Es decir,
creó a nuestros más viejos abuelos, y a nuestros más cercanos abuelos. Y a
nuestros papás. Y a nosotros mismos, cada cual con su nombre. Y a nuestros hijos
y nietos. Hombres y Mujeres, niños y niñas, a todos nos creó.
Y nos Dijo: “Crezcan, multiplíquense, cuiden de esta tierra que
les doy y de los animales que les doy, y de los frutos que les doy, que de
ahora en adelante esta es su casa”.
Y nos Dijo: “Pueden comer de los frutos de todos los árboles
cuando lo necesiten, pues ningún fruto es prohibido. Pero cuando alguno de
ustedes coma un fruto solo por egoísmo, acaparándolo cuando otros lo necesiten,
ese árbol será prohibido y maldito, y maldito será el que coma de ese árbol”.
Y cuando quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus
muchedumbres, Dios descansó, y en ese largo descanso de siglos y siglos y
siglos, nosotros aprendimos a vivir, y en esas, todavía seguimos aprendiendo.
Hubo Quienes De Nosotros hicieron del árbol un árbol prohibido, cuando
acapararon su fruto, y con ello trajeron maldiciones y trabajo sufrido. Y
muchas veces pensamos que las cosas eran así. Y con ello, existió Abel entre
nosotros, y Caín murió muchas veces, y muchos diluvios nos acompañaron, y
muchas veces vivimos en Egipto, y todo nos parecía bien.
Pero También Hubo Quienes, entre nosotros, se acordaron de la
creación de Dios, de la casa que nos ofreció, de sus palabras diciéndonos que
del fruto debemos comer todos, según sea nuestra necesidad. Y gracias a ellos,
Caín pudo vivir, y Noé construyó muchas veces su barca, y muchas veces pudimos
salir de Egipto.
Y en Esa Historia de alejarnos y
acercarnos a Dios seguimos. Nuestro árbol está a la vista: esta comunidad,
estos proyectos, estos sueños. Será nuestro árbol prohibido, o será nuestro
árbol bendito, según sea como utilicemos sus frutos.
Comentarios