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Zumbador

Lo que quedó de unos apuntes del año 1985...
(Zumbador es una vereda del municipio de Gramalote, en Norte de Santander)



****
Silente llega el ocaso del cálido día
que no olvida ni monte ni camino
como farola permanente entre los entresijos
de la tierra.
Se relajan los últimos látigos de luz.
Quedan orquídeas en la memoria.

***
Espiral hacia dentro el tiempo
como niebla de páramo o silencio de luz.
Arde con lentitud ante el ojo y se concentra
con brevedad, antes del parpadeo que escupe
planetas-montaña, caudal de estrellas,
como pequeño hongo de cosmos y humano
tiempo gesto y garganta
y puño y silencio y árbol y nudo,
y tan vertido y desgajado se ceniza
en espiral, hacia dentro,
nuestro.

***
Se abre el párpado, bostezo de inmensidad,
luz trabajosa sobre el mundo callado.
Cobija que sostiene la fogata, aliento
de evangelio, gota de sudor, cuerpo
de caña en el paladar del viento.

***
Del cuerpo decir, exacto, por ejemplo.
La tierra es cálida, el horizonte vasto, cíclope,
nervio como tallo lírico, vibrante nota.
Del alma decir, por ejemplo, salvaje.
Palparla como refugio o caverna o noche,
valle agónico, en todo caso vientre de herencias.
Ambas, piedra y pluma, cualquiera.
Deseo, perplejo, lóbrego, frío, vergel, llovizna,
atónito, girándulo, pujante…

***
Al subir por el sendero el tiempo serpentea
como niebla que en volutas se concentra
para frente a tus ojos arder con levedad.
Te asomas a ella, ese tu pozo y espejo,
donde se reflejan las montañas como planetas,
nervios desgarrados o firmes, tú tan pequeño;
donde bosques de alturas con sus musgos
milenarios, y piedras envejecidas y troqueladas,
junto a gargantas y pies, y estrellas, y tú;
todo así, flama, por decir, universo, tierra,
el sendero que ahora es tizón oscuro,
tiempo por el que caminas hasta la cumbre.


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