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The Power of Parable, de John Dominic Crossan - Reseña Personal (1)

Publico esta reseña personal, o apunte-reseña, en dos partes. Esta, la primera, y la segunda y final, el próximo viernes...


TRADUTTORE, TRADITORE: Apunte-reseña (1)

John Dominic Crossan. The power of parable. How fiction by Jesus became fiction about Jesus. New York: HarperCollins Publisher, 2012. (El poder de la parábola: Cómo la ficción de Jesús se hizo ficción sobre Jesús. Madrid: Editorial PPC, 2014. Traducción de Federico Pastor Ramos).

Para empezar, una advertencia. Lo que escribo no es habitual para una publicación académica: ofrecer una reseña entrelazando, de manera indebida, la experiencia personal. En un primer nivel, el lector encontrará, en lo fundamental, ciertos relatos de índole personal, y tras ellos, la reseña académica propiamente hablando (por cierto, y para el caso de la obra de John Dominic Crossan: si quisiera el lector encontrar el relato de índole personal tras su obra académica y de divulgación, le aconsejo la lectura de A Long Way from Tipperary: San Francisco, CA: HarperSanFrancisco, 2000). En un segundo nivel, parte de lo que formulo es, deliberadamente, en parte claro y en parte oscuro: corresponde al lector decidir cuál parte es cuál, y si se trata de un enigma (que puede entenderse, o no), de un ejemplo (que puede imitarse, o no), o de un desafío (que puede asumirse, o no).

Comienzo recordando el proverbio, que por su claridad no necesita traducción: “Traduttore, traditore”. Seguramente lo es más cuando alguien, como yo, por simple afición se dedica a ensayar traducciones de uno que otro texto que le ha llamado la atención. Mi reciente caso es The Power of Parable, de J.D. Crossan. Publicado por HarperCollins en el segundo semestre de 2012, lo adquirí y empecé su traducción ad usum privatum, hacia mediados del 2013, de manera pausada y constante, hasta pasada la mitad del 2014. En tanto, el atento (supongo) mercado editorial, encarnado esta vez por Editorial PPC, consideró prudente ofrecer al público la traducción del texto: El poder de la parábola salió a luz en España en el segundo trimestre del 2014, con la firma –como traductor– del erudito español y experto en Sagrada Escritura, Federico Pastor Ramos.

En tanto avanzaba en mi lectura-traducción, (h)ojeé aquella de Pastor Ramos en algunos puntos oscuros, para mí, del texto en inglés. Me llevé algunas sorpresas, que me motivaron a escribir lo que aquí trato, y la forma como lo trato. De todas ellas, me detengo en dos en especial, que de paso, me sirven para aproximarme –sólo aproximarme– a lo que oficialmente sería una reseña. La primera la llamo reclamo sobre el interludio, y la segunda, el siervo amansado.

Reclamo sobre el interludio. El texto de Crossan presenta dos partes diferenciadas con claridad, que bien resume él mismo: “La primera se interesa por las parábolas de Jesús, e implica eventos de ficción sobre caracteres de ficción. La segunda trata de las parábolas sobre Jesús, e implica eventos de ficción sobre caracteres reales”. Y añade enseguida: “En medio de estas dos partes se encuentra un importante interludio que enfatiza y ejemplifica ese cambio de la ficción pura a la mezcla de realidad/ficción”. Este interludio expone “el caso” del cruce del Rubicón por Julio César, donde aparecen unos relatos que, en tanto “parábola histórica” o “historia parabólica”, si bien “no nos proporcionan la historia pura”, “nos pueden ayudar a comprender, en la parte segunda, el paso a la historia parabólica de los relatos sobre Jesús”. (Esta, mi traducción, de la p.5 del texto de HarperCollins. Por demás, con lo dicho hasta aquí por el mismo autor, ya es suficiente para cualquier reseña: las que he leído hasta el momento son pura –y mala– parábola).

Pastor Ramos ha traducido el título de este interludio como “El reclamo de la historia parabólica” (p.147, en la edición de PPC) lo que figura como “The lure of parabolic history” (p.141, en la edición de HarperCollins). Sin embargo, lure admite diversas acepciones además de la escogida por Pastor Ramos: encanto, atractivo, señuelo, tentación… ¿Cómo escoger el matiz adecuado?

En principio, el reclamo es algo que atrae o convida, una especie de señal hecha para atraer la atención del lector, y en tal sentido comparte el campo semántico de aquellas otras acepciones. Pero quizás una mayor fuerza tenga traducir lure como encanto o tentación (¿por qué no un encanto tentador, o mejor, una tentación encantadora?). Tres razones tengo para ello, dos de carácter interno, y una de carácter externo.

La primera razón, interna y referida a lo contenido en el capítulo (interludio) mismo. César cruza el Rubicón, y esto es historia, y todo lo que viene después, es una trama de significados construidos como si fueran historia, y esto es relato. Todo ello, junto, es lo que siempre hacemos: es lo encantador y lo tentador del existir humano (condición sine qua non del existir: por esto afirma Crossan que somos relato).

La segunda razón, interna, está referida al conjunto de The Power of Parable. Por un lado, comprender lo arriba indicado es comprender la delicada interfaz entre nuestro histórico vivir y la trama de significados construidos que da cuenta de ese histórico vivir. Es comprender que somos relato. Por otro, es tal lo que acontece con aquel Jesús histórico que con su desafío parabólico destruye constantemente esa trama de significados, y lo que acontece con aquellos evangelistas (y eruditos, historiadores, y creyentes) que constantemente reconstruyen esa trama de significados.

La tercera razón, externa, se refiere a la producción académica de Crossan: la comprensión, lo mejor posible, de esa interfaz, ha sido su proyecto, de vieja data. Lo resumió en el epílogo de Jesús: biografía revolucionaria: “Nuestra visión del Jesús de entonces es la del Cristo de ahora. El cristianismo tendrá que elaborar, siempre, generación tras generación, un juicio histórico mejor sobre quién fue Jesús entonces, y, sobre esa base, habrá de decidir qué significa esa reconstrucción entendida como Cristo ahora” (Barcelona: Grijalbo Mondadori, p.217)

De manera que el interludio no es cualquier cosa. Es una transición, un momento antes del paso de la frontera (como César en el Rubicón), un relato. Lo suyo no es reclamar nada (como si fuera el sujeto activo), no: es el lector el sujeto activo, quien cederá a un relato tan encantador, tan tentador. Quien tenga oídos para oír, que oiga. En suma, prefiero lure como encanto, o aún mejor, como tentación, o incluso, como una tentación encantadora, y más cuando se trata del César, o de la transformación (la nueva reformulación de la trama de significados) que hacen los evangelistas de Jesús, encantándonos/tentándonos con ella. De otra manera: traducir lure como reclamo, quizás sea una ligereza.

[Segunda parte, la semana entrante...]

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