2. Seis estructuras.
Lo escrito la semana
pasada bien puede considerarse una
subjetividad contenida en UJM (el
acrónimo de Un Judío Marginal que
aquí uso): el enunciador del discurso se presenta, en UJM, como aquel que hace
una verdadera aproximación científica (porque es objetiva, expulsando su
subjetividad) y lo más completa posible a su objeto de estudio, el Jesús
histórico. Tal es la razón de fondo de tres imágenes (laguna, margen, cónclave)
que el lector encuentra, y seguramente encontrará, en los actuales y futuros
tomos de UJM.
Pero UJM contiene,
además, estructuras, moldeadas desde
aquella subjetividad contenida (y negada en el discurso de UJM). Si entendemos
las estructuras como elementos reiterativos que conforman el sentido explícito
del texto, seis son las que han sido
fundamentales en la publicación de UJM, y que por su reiteración en los
diferentes tomos, lo seguirán siendo en futuras publicaciones.
La primera estructura es la intención
explícita de UJM: enfrentarse al problema investigativo denominado “Jesús
histórico”. La función de esta estructura es inaugural: ad-intra, señala un
problema que se asume desde fuentes y argumentos puramente históricos, con el
recurso a la abstracción de la subjetividades; ad extra, sitúa el discurso
respecto de las dos estructuras que siguen, la razón de la existencia del
problema y por qué ha de ser tratado como se trata.
La segunda estructura es la razón
del problema propuesto, que posee dos niveles. Uno, ad-intra del mundo
erudito: no existen exposiciones sólidas, según Meier, sobre el Jesús
histórico. Otro, ad-extra, hacia el mundo del creyente informado: la indagación
por el Jesús histórico es relevante para una fe que trata de entender evitando
reduccionismos domesticadores. Pero aquél nivel es el que se explicita, por su
objetividad, en tanto éste permanece implícito, pues de ser explícito implicaría un
reconocimiento de la subjetividad de la investigación. Función de esta
estructura: poner en marcha el problema como problema.
La tercera estructura es la opción
epistemológica realizada por Meier en UJM. En tanto reconstrucción erudita
realizada con base en medios científicos provistos por la investigación histórica
moderna, la cientificidad suya aspira a la objetividad, y ha de anular la subjetividad del investigador. Por esto, su
obsesión por no imponer a los datos cuadrículas interpretativas –dice Meier–.
¿Función de esta estructura? Establecer una imparcialidad y una universalidad
sobre el problema propuesto, su tratamiento, y sus resultados.
La cuarta estructura es el objeto
mismo de la investigación: el Jesús histórico, esto es, el “que podemos
recuperar, rescatar o reconstruir utilizando los medios científicos de la
investigación histórica moderna” (UJM 1: 29). Esta definición apunta y se
entiende desde las tres estructuras anteriores: por esto, la función de la
cuarta estructura es acreditar la validez de aquellas primeras tres.
La quinta estructura trata de las fuentes
desde las cuales se accede al objeto de la investigación. Las fuentes han de
ser idóneas para buscar los datos que permitan acceder al objeto. Las que considera idóneas son, por un lado y en lo fundamental, los evangelios canónicos; respecto del material extracanónico, prima la extrema prudencia: no lo desconoce, pero lo reduce al máximo; por otro lado, y respecto del material testimonial no cristiano, se reduce a Josefo, y si acaso a Suetonio. La función de
esta estructura es proporcionar la materia prima al circuncentro que representa
la cuarta estructura, para que esta pueda cumplir su función de acreditar a las
primeras tres; pero que esta quinta estructura pueda proporcionar materia
prima, depende de haber decidido qué es lo que proviene o no de Jesús: es el
asunto de la sexta estructura.
La sexta estructura es la metodología
que permitirá tomar decisiones de historicidad sobre el material de las
fuentes. Meier identifica esta metodología con la aplicación de los criterios
de historicidad, en tanto reglas para el juicio y la decisión. Cinco son los
criterios primarios, o fundamentales, desde los cuales desentraña las fuentes
para así acceder al objeto de su investigación: criterio de dificultad, de
discontinuidad, de testimonio múltiple, de coherencia, y de rechazo y
ejecución. Respecto de su función, el uso de estos criterios (uso que se
identifica como metodología), permite, por un lado, responder sobre qué
material de las fuentes procede (presumiblemente) de Jesús; además, delimita al
enunciador, al ser un apoyo para la búsqueda de objetividad; de otra manera,
posibilita la veracidad de ciertos fragmentos de las fuentes y apoya la
pretensión de objetividad de las primeras cuatro estructuras.
Así pues, ¿qué esperar
de la próxima publicación de UJM? Dado que las estructuras descritas han sido
recurrentes en los tomos hasta hoy publicados, es posible que el (los)
próximo(s) tomo(s) de UJM contengan tales mismas estructuras en la
caracterización básica que aquí he descrito. Hay que anotar que estas
estructuras conforman (y conformarán) el contenido explícito de UJM que, en
conjunto, son coherentes con la aspiración de objetividad del discurso; pero a
su vez y a nivel implícito, buscan opacar la subjetividad del enunciador, sin
lograrlo del todo: es una subjetividad que trasuda tras las tres imágenes
reseñadas en la entrada pasada.
Pero existe otro asunto,
al cual dedicaré las líneas de la próxima entrada. El punto de atención de
comentaristas, críticos y lectores de UJM, suele estar enfocado sobre los criterios de historicidad que conforman
lo que aquí he denominado sexta estructura. Estos criterios merecen una
consideración aparte, pues en sí mismos, no
son la metodología, aunque Meier así lo diga. Se trata de un enmascaramiento,
que ha de tener alguna razón…
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