De un ángel, en alguna calle.
Ángel agobiado, sin dolor pero lacerado,
1. cuántos ruidos afuera habrá desde el palpitar inaudible de la estrella hasta el entrechocar de las piernas de la cigarra cuántas palabras ahora se gastan que así también palpitan o entrechocan. atroz, me pregunto por el fuego frío que me ha tocado en gracia.
De este pesado desierto tanto sembraste de luz
1.
Ángel de piedra,
Ángel de luz,
Ángel de cartón.
Ángel roto.
2.
El ángel de piedra guarda las formas
sobre un océano pétreo
cuya turbulencia de seres ya no le miran.
Ahora así, ángel gris y sucio,
en la esquina de la cúpula sin tiempo
de mirada muerta y excremento de paloma
que le anida, donde rueda el viento
y la lluvia de la pared crece
y se adivina el ventanal roto en la telaraña.
Permanece impávido allí, oculto,
mirada de piedra hacia rumores olvidados
con su oscuro lamento haciendo de ángel.
De otro ángel.
Ángel agobiado, sin dolor pero lacerado,
deseando hundir una espada
que no tiene, y sin saber a quién.
Así despojado,
¿a dónde te arrojarás?
De otro ángel.
1. cuántos ruidos afuera habrá desde el palpitar inaudible de la estrella hasta el entrechocar de las piernas de la cigarra cuántas palabras ahora se gastan que así también palpitan o entrechocan. atroz, me pregunto por el fuego frío que me ha tocado en gracia.
2. de pie, en mitad de una calle cualquiera, me azota la certidumbre de orfandad, perdido en medio del tráfico, por completo ajeno a la omnipotencia y a la multitud que en torno mío trepida. ¿cómo se tejió esta delicada trama en la que el mundo ya no se funde?
Ángel ido.
De este pesado desierto tanto sembraste de luz
que ni sabes qué tanto.
En la arena tus pasos fuego y viento marcaste
que ni sabes qué tanto.
La jornada terminó, Pero nunca te habité:
tu presencia más nunca.
Impresiones del patio de la casa del teatro La Candelaria, Bogotá, una noche de Octubre de 2004:
1. La misma vieja baldosa sobre cuyo cielo /fue mi madre feliz en otras geografías.
2. El viento del páramo y su llovizna / que vino de un tiempo perdido a saludar.
3. El banco de recia madera donde / tomaban aguardiente, hace tanto.
4. El apenas aroma del tiempo en el viento / leve, que frágil se esfuma.
5. Pasa orgulloso el gato con su presa / por el tejado. Yo sin ella.
Impresiones de Villa de Leiva, la mañana del 15 de noviembre de 1997.
1. Montaña, su hondonada. Globillo de luz que surge.
2. Flor de liz. Heráldica de piedra vegetal.
3. Balcón al aire. Reja y madera bebiendo lluvia.
4. Empedrados los pasos de la lluvia.
5. Quien mira la noche, manos extendidas, no está.
6. Ojos para el viento. Sólo nostalgias en el viento.
7. Polvillo de la piedra ascendiendo a la piedra.
8. Carpa multicolor del circo pobre. Viejo triste.
9. Lumbre leve en la montaña. Fogata de luna.
10. Plaza de agua. Fuente de piedra, frente al balcón.
11. Plaza de piedra. Fuente de agua. Precisa.
12. Vuela el cielo sobre la piedra de la plaza.
13. La plaza, espejo fatigado del cielo.
14. La fuente, peldaño abandonado del agua.
15. Umbral alzado limitando la piedra, y su aldaba.
Recuerdo de un día de 2003, en San Salvador.
En Verapaz, pueblito de no sé qué departamento de San Salvador, a una hora de camino existen unas rocas calientes de cuyas grietas emana el vapor azufrado. Mientras así sisea la ladera desde hace siglos, ahora en casa llueve y sus habitantes ven televisión y engordan.
Comentarios